La adolescencia representa el puente evolutivo entre segunda infancia y la edad adulta. Es una etapa muy conflictiva, comienza sobre los 11-12 años y finaliza sobre los 18-20.
Para Hall (1844-1924) la adolescencia supone un corte profundo con la infancia y la concibe como una edad especialmente dramática y tormentosa en la que se producen tensiones, con inestabilidad, entusiasmo y pasión, en las que los jóvenes se encuentran divididos entre tendencias opuestas.
En esta etapa la aceptación por parte del grupo de iguales cobra una gran importancia, prevalece el interés por hacer nuevas amistades, sentirse bien en su grupo de amigos y aprender a relacionarse con individuos del sexo opuesto.
En numerosas ocasiones éste suele ser su refugio frente a conflictos familiares y sociales.
Es importante saber, si tenemos un hijo que está viviendo esta etapa, las tareas evolutivas (Havighurst 1900-1991) a las que se está enfrentando para poder comprenderlo, ponernos en su lugar y ayudarlo de la mejor forma posible. Algunas de estas tareas son:
- Alcanzar nuevas relaciones con compañeros de ambos sexos
- Aceptar sus cambios físicos
- Lograr una independencia emocional con respecto a los padres
- Prepararse para una carrera profesional
- Adquirir un conjunto de valores y un sistema ético como guía de conducta a desarrollar, entre otras…
El cumplimiento de estas tareas da lugar normalmente a numerosos problemas tales como:
- conflictos en el hogar
- discusiones con padres y madres
- broncas con los hermanos
- dificultades de expresión emocional
- problemas en autorregulación emocional
- baja tolerancia la frustración
- problemas de autoestima
- no aceptación de los límites
- faltas de respeto
- dificultad para controlar sus impulsos
Esto ocurre porque la sociedad define las metas del adolescente pero no facilita los medios para alcanzarlas.
Esta confrontación del adolescente con el mundo se puede producir en la familia, si los padres no saben adaptar su relación a los cambios ocurridos en sus hijos adolescentes.
Es fundamental conocer los cambios que están viviendo así como aprender nuevas maneras de relacionarse con ellos. Es importante ponerse en su lugar, mediante una escucha activa y de calidad, intentar empatizar con los problemas que para ellos en ese momento son vitales, y darles una respuesta que les resulte útil, en la que sientan que sois un apoyo con el que poder contar.
En cada caso habría que analizar bien la situación y ver qué puede estar sucediendo o por qué problemas emocionales puede estar pasando el adolescente para que reaccione de tal manera que haga sufrir tanto a los demás como a sí mismo. La familia aquí es un factor fundamental para proporcionarle una ayuda eficaz introduciendo los cambios necesarios para que se produzca una dinámica más funcional en el hogar, donde existan espacios para la comunicación y el apoyo.